La nueva ciudad de Oruro no tiene alcantarillado sanitario ni agua. El servicio de energía eléctrica fue ampliado, pero no basta tener luz para vivir, sino también agua potable para el consumo diario; no hay aceras ni cordones y mucho menos calles pavimentadas; donde viven cincuenta mil familias en los alrededores de la ciudad.
“Esto es una nueva ciudad, donde vive la gente pobre, la gente que vino de las provincias, logró un terreno, mediante el avasallamiento de terrenos y ahora, no existen los servicios básicos. Ni siquiera existen documentos legales de propiedad de los terrenos”, afirmó el alcalde municipal, Juan José Ramírez.
Las construcciones de casas se realizaron aceleradamente en todos los barrios periféricos de la ciudad. El secreto fue construir una pequeña casita, de tres por tres metros, sin orientación técnica ni estética y, después, se lograrán los documentos. El objetivo de los avasalladores se ha cumplido, pero ahora hay otra ciudad, distinta a la que todos conocen en Oruro.
El presidente de la Coordinadora de Juntas Vecinales Periurbanas, José Flores, dijo que a mucha insistencia se logró la instalación de energía eléctrica y agua potable, pero muy pocos tienen el servicio a domicilio. En muchos barrios, solamente hay piletas públicas para obtener el líquido elemento.
El crecimiento desordenado de la ciudad de Oruro empezó el 9 de junio del 2006, cuando el Movimiento Sin Techo decidió ocupar extensas áreas de propiedad de la familia Urquidi. La nueva ciudad se instaló desde la Avenida de Circunvalación hasta la población de Vinto. Los ciudadanos que no tenían techo, ahora tienen casa y, en algunos casos, lograron construir edificios de tres y cuatro plantas. Sin embargo, no tienen aceras ni cordones. Muchas de las casas solamente tienen cuartuchos pequeños, de ladrillos, donde viven los niños y jóvenes que han ayudado a sus padres a consolidar su terreno.
La mayoría de las casas no tiene todavía un muro perimetral, pero, por razones de seguridad, han decidido criar tres, cuatro o cinco perros, que se encargan de cuidar la casa contra los ladrones o contra quienes pretendan destruir la casa.
Los extensos barrios de las urbanizaciones Ampliación San Isidro, Qaqachacas y Pumas Andinos ya tienen agua potable, mediante las piletas públicas. Las más organizadas son las dos primeras, mientras que Pumas Andinos ni siquiera tiene las calles simétricamente ordenadas, porque las casas se construyeron en desorden, apareciendo callejones sin salida o calles en zigzag.
Oruro, que hasta el 2006, había crecido con un poco de regulación urbana, ahora es totalmente distinto. En cada barrio hay miles de personas, hombres y mujeres, que incluso pernoctaron haciendo un agujero en el piso y, colocando encima sus precarias carpas, con el objetivo de soportar el frío intenso de invierno.
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