Dentro de los tantos hechos históricos, en los que Oruro fue escenario y los orureños los principales actores, está la iza por primera vez de la actual bandera nacional.
La "rojo, amarillo y verde", amada tricolor boliviana, flameó por primera vez en el Faro de Conchupata, el símbolo del coraje de los orureños, que se mandó a erigir en homenaje a las proezas del pueblo que defendió la constitucionalidad del presidente Belzu, el año 1849.
Este monumento nacional, que hoy es testigo de las grandezas y miserias de Oruro, fue construido, luego de que el pueblo se alzara en contra del general José Ballivián, y a favor de Belzu.
Pero todo fue provocado, según cuenta el cronista Marcos Beltrán Ávila, por el grito de un ciudadano de apellido Delgado, quien comenzó a gritar ¡Mentira!, ¡Mentira! ¡No tiene firmas!, al percatarse que el pronunciamiento en el que se afirmaba que Oruro unánimemente iba en ayuda y cooperación a los otros departamentos sublevados en torno a Ballivián, no tenía firmas.
Estas palabras fueron repetidas por un grupo de estudiantes y del pueblo que ocasionó que se alzaran en contra de los soldados, a quienes los agredieron con piedras.
Luego se advirtió desde la milicia que si no retrocedía el vecindario, se iniciaría el bombardeo de la colina de Conchupata y la ciudad toda, a lo que se respondió que lo hicieran. Y luego de un enfrentamiento, salieron huyendo los soldados hacia Sepulturas, donde un sargento disparó contra el coronel Bernardino Rojas, quien comandaba a las tropas contrarias a Belzu.
"En Oruro el pueblo se mostró alborozado, y se mandó a hacer un sumario sobre los acontecimientos. El gobierno decretó montepíos para las familias de los fallecidos, pensiones para los heridos y ascensos para los militares. Oruro mereció decretos honrosos entre ellos el que señala "Ciudad Salvadora de las Instituciones Nacionales", y que disponía de levante en una cresta de Conchupata, una columna conmemorativa del suceso, que se hizo realidad sólo dos años después", indica Beltrán.
Y es en este monumento que el 7 de noviembre de 1851 se izó la bandera que hoy representa a todos los bolivianos, hecho que también fue propiciado por el presidente Manuel Isidoro Belzu, quien reformó por segunda y última vez el pabellón patrio.
En el libro "Oruro en su historia" del recordado historiador, Ángel Torres Sejas, la historia de esta reforma se relata desde una nota de prensa que efectuó el profesor Luis Bullaín, quien sostiene que Belzu, camino de La Paz a Oruro para instalar una Convención Nacional a la altura de Pasto Grande, contempló arrobado un arco iris, decidiendo que sus tres colores dominantes debían ser los de la bandera boliviana.
Lo comunicó así a su interlocutor, el ministro Unzueta, anticipando que para el 30 de octubre a más tardar, enviaría a la convención el memorial que justificase el cambio de la divisa.
LA BANDERA
La primera bandera fue creada bicolor, verde y punzó, en tres franjas, predominando el encarnado entre dos fajas verdes, en su centro cinco óvalos de laurel y olivo, en cada uno, una estrella de oro, representando a los cinco departamentos con que se fundó la patria.
La enseña nacional fue modificada durante la presidencia del Mariscal Antonio José de Sucre, en el Congreso General Constituyente que deliberó entre el 25 de mayo de 1826 al 11 de enero de 1827, en la sesión del 24 de julio.
Se definió que sería tricolor, introduciendo el amarillo en reemplazo de la faja verde superior, pero la mayor enmienda fue sustituir las estrellas y óvalos por el escudo de armas de la república.
Fue esta la bandera bajo cuyos pliegues se combatió en las batallas de la Confederación, Ingavi y demás, hasta que Belzu uniformó el ancho de las franjas y reordenó los colores a rojo, amarillo y verde, sancionada por la Convención Nacional el 31 de octubre de 1851 y promulgada por el mandatario el 5 de noviembre del mismo año, e izada por él mismo, dos días después, en el mástil de la colina de Conchupata, entre salvas de artillería, repique de campanas y regocijo público.
"La hermosa tricolor que alienta la vida de los bolivianos, en las adversidades y escasas satisfacciones, representativa de la patria engrandecida por el trabajo a que todos aspiramos, no registró más enmiendas, excepto una reglamentación definitiva, durante la presidencia de Gregorio Pacheco, mediante decreto de 14 de julio de 1888", refiere Torres.
Cuenta también que el izamiento de la bandera se realizó en un acto oficial público en el mástil de la pirámide cuadrangular de la colina de Conchupata, en horas de la mañana. El acto adquirió excepcional solemnidad. Ante la presencia del mandatario y demás miembros del Poder Ejecutivo, como del legislativo que hasta el día anterior habían deliberado en convención, de los jefes y tropas del Ejército, de autoridades de Oruro y vecindario, se celebró una misa de campaña con el boato de Te Deum.
En lo esperado y culminante del actor, el presidente Belzu izó lentamente el pabellón nacional. Salvas de artillería y fusilería, seguido de repique general de campanas y vítores de la población a la patria, saludaron a la flamante tricolor, que tremolaba airosa en el límpido cielo orureño.
Más tarde, siempre con el concurso del Presidente y Capitán General del Ejército, ante tropas formadas en la Fortaleza o cuartel de la guarnición, se izó la bandera de guerra, seguido de otras salvas. Este acto estrictamente castrense, adquirió mayor realce con la primera jura de lealtad a la tricolor, seguida de desfile militar.
La cívica jornada concluyó entre regocijo público. Nadie cogió la identidad de las damas orureñas que confeccionaron las dos primeras tricolores que ondearon ese feliz 7 de noviembre en esta Alta Tierra de los Urus.
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