El reloj de piedra de la población de La Joya, ubicada a 46 kilómetros al Noreste de la ciudad de Oruro, funciona con el sol y ya tiene más de 500 años, en el lugar más enigmático, donde se extrae oro de un cerro enorme, donde trabajan miles de personas, por cuenta propia o por encargo de alguien que se cree dueño de la riqueza.
El reloj está colocado en el centro de la plaza principal de esa población. No hay más de dos mil personas, pero en el día, las callejuelas se encuentran vacías, casi desiertas, con un solo puesto de venta de comidas y unos cuantos vecinos de edad avanzada que se cuentan la historia de los antepasados.
Rómulo Veizan, un chofer de minibús, que hace servicio entre Oruro y La Joya, dijo que, por lo que se sabe, el reloj fue colocado allí cuando llegaron los españoles. El reloj se hizo tallar en una roca inmensa, una piedra de granito, de color verduzco, porque se trata de la piedra más dura que existe en la zona y que solo se puede conseguir en ese lugar.
El cerro de San Pedro de Oruro también tiene similares piedras, pero las autoridades municipales han prohibido su explotación, recientemente, para evitar el desmoronamiento de ese cerro ubicado en la zona Norte, de donde se ha extraído gran cantidad de piedra para la construcción de miles de viviendas, especialmente de la época de la colonia.
El cerro de La Joya tiene una particularidad. No solamente existe piedra, sino tierra y abundante cantidad de oro, que no ha sido explotada por ninguna empresa, por la oposición tenaz de los habitantes de esa población. La empresa Inti Raymi, que trabajó durante más de 30 años, en el cerro aledaño de la comunidad de Chuquiña, tampoco pudo entrar el lugar, a pesar de haber ofrecido gran cantidad de dinero.
La Joya sólo será explotada por los habitantes de la comunidad. La decisión fue comunicada a Inti Raymi, en forma reiterada y se formaron grupos de trabajadores, para explotar oro, en forma de cooperativa. Algunos dueños del cerro, sin embargo, prefirieron contratar a jóvenes, y a veces a niños, para que ingresen a la mina para extraer oro, a cambio de una pequeña remuneración.
Los problemas económicos y sociales son terribles que nadie quiere contar. El objetivo es “vivir tranquilo”. Un solo policía se encarga de controlar las peleas que a veces surgen, pero después, “hay absoluta tranquilidad, y los que quieren hacer fiestas, hacen, pero en Oruro”.
La mayoría de los habitantes de La Joya viven en Oruro, tienen sus casas, vehículos, tractores y sus empresas prósperas. Algunos se dedican al transporte, con una parada en el barrio Miraflores de Oruro. Es increíble el movimiento de pasajeros hacia La Joya, donde siempre se transportan algunas cajas de cerveza, para “challar” el oro encontrado.
El reloj de piedra, con el avance de la tecnología, prácticamente ha quedado en el olvido. Nadie se fija en la hora que con precisión te muestra aquella piedra, que tiene 2 metros de altura y está tallada como si fuera un monolito. En la cabeza, se encuentra el reloj, con una sola aguja clavada en un lugar preciso y con una dirección también precisa. Esa aguja genera sombra y la sombra se dirige a cada uno de los números romanos colocados también en la piedra, en sentido contrario a un reloj normal. Solamente la sombra indica la hora exacta.
Según las explicaciones científicas, “los relojes de sol son instrumentos de control de los movimientos de la Tierra y el Sol, en ellos convergen ciencia (matemáticas, física, geometría, astronomía), cultura y arte, y han sido durante mucho tiempo la única ayuda, el único punto de referencia para la evolución mecánica de todos los tipos posteriores de relojes”.
Los números están colocados desde las 6 hasta las 12, de arriba abajo, hacia la derecha. Las 12:00 horas, están ubicadas en la parte más baja del reloj, para que la sombra de la aguja llegue a ese punto, cuando el sol se encuentre en lo más alto del cielo. Después, hacia la izquierda, sigue la hora 13, 14, 15, 16, 17 y 18.
Los españoles que llegaron a La Joya no tenían otra alternativa que utilizar el reloj de sol, aunque los indígenas preferían mirar la sombra de los cerros, para darse cuenta el avance de la hora.
El reloj de piedra, sin embargo, no funciona cuando no sale el sol. La sombra es muy tenue, casi imperceptible a simple vista. Tampoco se puede apreciar la hora, cuando llueve, pero cuando el sol está radiante, la sombra señala con precisión el tiempo transcurrido del día.
La Joya, de Oruro, no es lo mismo que La Joya de Bolivia, como se ha llamado a Tupiza. La Joya de Oruro tiene mucho oro y el cerro es cuidado por los mismos habitantes y ningún intruso puede llegar allí, sin permiso de los habitantes. Las casas aún tienen casas de paja, pero por encima, se puede encontrar una variedad de marcas de antenas parabólicas para ver los canales de televisión que quieran los “joyeños”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario