Antes de convertirse en parque, era una cancha de fútbol, sin embargo, con el paso de los años se fue construyendo un espacio que sería a la postre, la representación genuina de la unidad.
Se dice que como parque nació tras la Guerra del Chaco (1932-1935) a iniciativa de Laura de la Rosa, quien al ver la desunión de los departamentos de Bolivia, propuso el nombre.
A la fecha ese simbolismo queda muy arraigado en el orureño. De allí parten las movilizaciones sociales, desfiles, recorridos folklóricos, es decir, es un punto de referencia y concentración de masas. Allí también están mezcladas las tierras de los nueve departamentos del país.
Pasear por sus pasillos es una experiencia sin igual, si bien no es nada del otro mundo, su verdor, sus bancos, el sonido de las hojas producidas por el viento y la presencia de inofensivas aves, hacen del paisaje en maravilloso.
El Escudo de Bolivia construido en 1983 durante la gestión del entonces alcalde Carlos Torres Valdivia, ratifica el nombre de este monumento nacional, que para los orureños no solo es un parque, sino es todo un modo de vida, un sentimiento, un legado y un mensaje permanente de unidad nacional. Por eso hoy lo consideramos como uno de los encantos de nuestra tierra.
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