El crecimiento o desarrollo de la ciudad de Oruro, se debió a ciertos factores, como la minería, ya que a explotación de minerales estratégicos como el estaño, wólfram y otros, permitieron el contacto con el mundo, puesto que eran transportados los países europeos por los magnates Patiño, Hochschild y Aramayo a través de puertos de ultramar.
Lo anterior obedeció a que el mundo estaba bajo la amenaza de la Primera Guerra Mundial por la cual los minerales eran necesarios para fabricar armas y otros materiales bélicos, esto permitió el crecimiento comercial de la ciudad del Pagador que comenzó a surgir a fines del siglo XIX.
Otro aspecto que contribuyó a dicho crecimiento económico fue el que tuvo el interés de Aniceto Arce por empezar el diseño de una vía férrea internacional que iba a pasar por la urbe orureña; nefasta idea que fue efectuada a base de contratos con firmas extranjeras y posteriormente el tratado doloroso del enclaustramiento al que nos sometió Chile.
En medio de este movimiento social económico de Oruro encontramos a un escultor del que es necesario referirse a su obra, Marcelino Ramírez Villacorta nacido el 17 de junio de 1871 en la localidad de Corocoro (La Paz), una persona muy talentosa en el arte, educado en escuelas y colegios hispanas, fundamentalmente en Bilbao y Barcelona, complementando su formación artística visitando basílicas y museos de arte sacro, posteriormente decidió viajar por los distintos países europeos deteniéndose especialmente en París, Milán, Nápoles, Génova admirando los museos de Venecia y Florencia.
Entre sus trabajos artísticos podemos indicar el hermoso Escudo de Armas que ha sido colocado sobre la fachada del Cuartel Modelo, que mide una altura de dos metros, el cual descansa sobre dos leones ibéricos.
Por encargo de Simón I. Patiño realizó la fachada de su casa situada en la calle de las Artes (actual Soria Galvarro) donde se encuentran varios balcones apoyados en ménsulas compuestos por volutas y unas figuras femeninas antropomorfas terminadas en flores y hojas de acanto, también apreciamos varias columnas adosadas cuyos capiteles son de orden compuesto.
En el tímpano del frontón se ubica una alegoría en relieve con el tema El Trabajo y Las Industrias, donde resalta Hefestos, Dios del fuego abrazando a un obrero y el Dios Hermes con sombrero y sandalias aladas apoyado en un caduceo; en el tímpano del frontón correspondiente al Banco podemos apreciar a la Diosa Themis y dos personajes femeninos que representan a la ciencia (?)
Otra de las obras atribuidas a este escultor son las ornamentaciones de la actual Facultad de Comunicaciones (Plaza Castro y Padilla) consistentes en cinco cabezas de leones y siete medallones situados en la parte superior de la fachada, además de las ménsulas con volutas y hojas de acanto, sobre las cuales se apoyan los balcones, cuyos balaustres son de madera.
Una de las construcciones más importantes de este periodo es indudablemente el Teatro Palais Concert, que detentaba como dueño de ese espacio el señor Juan F. Luzio, cuyas inquietudes hacia la cinematografía inducen a encomendar la planificación y dirección de la construcción del teatro al ingeniero italiano José Cosani y la ornamentación de la fachada al escultor Marcelino Ramírez Villacorta mediante un contrato firmado el 4 de mayo de 1918 en el sellado signado con la numeración 1108530, donde en cuatro cláusulas se estipula la forma de trabajo. El monto económico de financiamiento fue obtenido del Banco Mercantil.
Esta bella fachada está formada por cinco calles y tres cuerpos limitados por cornisas terminando en un remate; en el primer cuerpo se encuentran cinco puertas de entrada, cuyas graderías son de piedra traída de las canteras de San Pedro. Estas entradas están separadas por columnas pareadas por capiteles compuestos; en la parte superior de la puerta principal existe una cartela donde se lee Palais Concert (Palacio de los Conciertos) en cuya parte posterior de la cartela existe un espacio pequeño y que por medio de un juego de espejos en las noches refleja una luz que en principio seguramente era en base a un mechero. Actualmente, luego de su restauración se colocó un foco eléctrico haciendo resaltar las letras; en la parte superior de las puertas contiguas existen dos mascarones que representan la iconografía del teatro e inferiormente cuelgan telas moldeadas. En las jambas de estas puertas existen seis esculturas femeninas que se encuentran a modo de cariátides sosteniendo arcos de medio punto. En el tercer cuerpo existe un balcón corrido apoyado sobre ménsulas antropomorfas que recorre toda la fachada limitado por una barandilla perimetral de metal y en el remate se encuentra, al centro, Apolo, Dios del Arte, a ambos lados de esta escultura se ubican cuatro niños musiqueros.
Esta fachada, hace varios años atrás fue restaurada de acuerdo a normas estipuladas en esa técnica; sin embargo, por las características de las molduras y las esculturas, éstas necesitan ser conservadas adecuadamente, pues lamentablemente se están tratando de intervenir equivocadamente, sin criterio apropiado.
Otra de las obras de este escultor es la imagen del Corazón de María que rodeada de angelitos y querubines fue ubicado en la ventana (especie de nicho) de la iglesia de Ancianos y Desamparados en la calle 6 de Octubre esquina Lira, la misma fue bendecida un 1 de abril de 1927 por el Ilustrísimo Obispo de la Diócesis Monseño Abel I. Antezana en la Catedral e hicieron de padrinos Dn. Manuel Rivera y la señora Florinda E. de Rivera, quienes obsequiaron al público asistente preciosas estampitas de recuerdo. Posteriormente, para dar curso a una nueva construcción se trasladó esta escultura al Asilo de Ancianos de Achumani de la ciudad de La Paz.
El taller del escultor Ramírez en Oruro, estaba ubicado en la calle Ayacucho y Las Artes donde también instaló su tienda de Pompas Fúnebres, siendo el centro de trabajo de muchas obras de tan eminente artista, también allí trató de abrir su propia escuela de artes, lamentablemente con poco éxito.
En la iglesia del Socavón se ubican dos ángeles que flanquean a la Virgen, los mismos fueron trabajados y donados a la iglesia por Marcelino Ramírez.
En provincias realizó una serie de obras como la restauración de la Virgen y el Niño, San Miguel en la localidad de Sabaya, de acuerdo al documento del 17 de noviembre de 1928 firmado por el corregidor Isidro Fernández; también los comunarios le encargaron realizar un busto de Simón Bolívar destinado a la Plaza Principal.
El 1º de mayo de 1941 en la localidad de La Joya restauró a la Virgen de la Inmaculada Concepción y la Virgen del Carmen, bajo contrato efectuado con los encargados Andrés Marco, Darío Zabala y Luis Silvestre
Para la iglesia de Coripata (Toledo) efectuó la efigie del Señor de Exaltación de acuerdo a documento fechado el 5 de noviembre de 1943.
Para un nacimiento de Jesús, realizó tres estatuillas de 38 y 40 cm de alto de los Tres Reyes Magos, completando el grupo navideño con un burro y una vaca descansando; también ejecutó un nativo yungueño sujetando a una llama encabritada.
No obstante, el profundo dolor que representaba la llegada del hijo mayor del escultor, del frente de operaciones del Guerra del Chaco, muy enfermo y desahuciado, para morir después, Marcelino Ramírez le erigió un busto en arcilla a su hijo, Juan Alejandro, con el uniforme de combatiente, aclarando que sirvió a la Patria como sanitario.
El artífice escultor tallista, falleció a los 74 años y fue enterrado en el cementerio de la antigua Mutual San Miguel que posteriormente se derrumbó, por lo que sus restos fueron inhumados en el mismo nicho de perpetuidad No. 45 tercera fila y sexta sección, lleva la lápida signada con el nombre de Manuela Polo Vda. de Serna.
Posteriormente, luego de trámites realizados por su hijo el Ing. José Antonio Ramírez Sanjinés y el Instituto Superior de Bellas Artes ante autoridades correspondientes justificando los méritos de tan insigne escultor, sus restos fueron trasladados al Panteón de los Notables donde actualmente reposan.
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