Las mejores obras de Oruro se realizaron hace 100 años, durante la gestión del presidente del Concejo Municipal, Donato Encinas, entre las cuales se encuentra la construcción del Hospital Municipal (hoy denominado Hospital General San Juan de Dios, que está a punto de derrumbarse), el mercado Campero, la instalación del agua potable de Cala Cala y la pavimentación de las calles.
Las obras, si bien se realizaron con un préstamo, en 1912, se terminaron de ejecutar en 1914, colocándose 40 piletas públicas para el servicio de las aguas de Cala Cala, obra realizada en sujeción a un contrato adicional celebrado entre el presidente del Concejo, Donato Encinas, y los señores Payot y Cía.
Las obras incluían la colocación de seis verjas de hierro en los parques 10 de Febrero (plaza de Armas) y Avaroa y la plantación de 160 árboles. La pileta pública que se colocó al centro de la plaza principal empezó a funcionar con el agua potable de Cala Cala, que muchos ciudadanos hoy recuerdan como la fuente principal de la más rica agua que bebió el pueblo de Oruro.
El informe de Donato Encinas fue emitido el 1 de enero de 1915, al concluir su mandato, dejando su testimonio de las obras emprendidas, con visión de futuro, para uso de la ciudadanía orureña.
Según el documento, se ha realizado la construcción del campanario de la Iglesia Matriz (Catedral), hoy ubicada en la calle Adolfo Mier, esquina La Plata, donde aún se conserva la torre. Esa obra, sin embargo, fue concretada por la Prefectura, con la colaboración del Concejo Municipal, con arreglo a contratos públicos.
De la misma forma, se efectuó la construcción de cuatro habitaciones para enfermos pagantes en el Hospital Municipal.
Se ha concluido la capilla del Cementerio General y la construcción de 40 niños y se ha procedido a la reparación del campanario del templo de San Francisco, donde “está colocado el reloj público”.
“Estas son las principales obras llevadas a cabo en 1914, aparte de otras de secundaria importancia, realizadas en los locales del Colegio del Carmen, Palacio Consistorial, Colegio Central Bolívar, Teatro Municipal, Asilo de Ancianos y Hospicio Penny, para la mejora y conservación de esas propiedades municipales”, señala el documento.
“La pavimentación de 22 cuadras de la ciudad, emprendidas en las calles Bolívar, Alianza, Washingtón, Gobierno, La Plata, Artes, Colombia y Potosí, obra realizada de acuerdo con el contrato público celebrado por el H. Concejo Municipal con los señores Sperry y Gonzales” refiere el documento.
De la misma forma, se realizó la “pavimentación y nivelación de las plazuelas Avaroa y Campero (hoy convertido en mercado), obras realizadas por administración directa y con los materiales usados extraídos de las calles recientemente pavimentadas”.
Como parte de la visión de futuro se efectuó la “pavimentación parcial de la calle Cochabamba, obra realizada por administración directa y sin costo alguno para el erario municipal”.
Conclusión y habilitación del mercado nuevo de la plaza Campero, obra iniciada en 1913 y entregada al servicio el año 1914.
Como parte del trabajo de la plaza principal, “se efectuó la pavimentación con ladrillo mosaico de cinco aceras del parque (plaza) 10 de Febrero, obra terminada con arreglo a los contratos públicos celebrados por el Concejo con los señores Domingo Fortunato y Segundo Succi”.
El informe explica también la forma de administración del nuevo sistema de agua potable, agua dulce de Cala Cala. “Establecido el nuevo servicio de las aguas potables de Cala Cala era conveniente organizar una administración especial para su correcto desenvolvimiento. Con este propósito se ha fundado la oficina del Juzgado de Aguas a cargo del laborioso funcionario don Constantino Rivero, quien, en poco tiempo de trabajo, ha conseguido hacer el registro de todas las concesiones antiguas y recientes, inscribiendo en el los títulos de propiedad de los que tienen servicio de agua en sus domicilios”, agregó.
La Municipalidad que hoy clausura sus labores –decía Donato Encinas–, se ha esmerado por mantener siempre cordiales relaciones con todas las autoridades de la localidad, de quienes, por su parte, ha merecido las altas consideraciones a que es acreedora por el puesto de honor que ocupa en la institucionalidad del país.
Gracias a ese temperamento cordial y conciliador adoptado en sus relaciones oficiales, ha podido contar con la valiosa y patriótica colaboración del exprefecto del departamento, don Alberto Diez de Medina y del actual señor Eduardo Diez de Medina, quienes han puesto al servicio de la cosa pública todo el continente de su firme voluntad, de su ilustración y, sobre todo, de su amor al progreso de esta ciudad.
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