El caos vehicular se agudiza en Oruro con la realización de nuevas obras, incluso las de supuesto mejoramiento, porque se cierran calles prioritarias y se abren calles llenas de huecos y rompemuelles naturales, sin ninguna planificación.
“No existen vías alternas para la circulación de automotores y menos señalización”, advirtió el periodista Jorge Lazzo Valera, al asegurar los problemas que surgieron durante los últimos días, cuando se pretende transitar hacia la zona este de la ciudad o el sector de Vinto.
En las inmediaciones del puente Tagarete, camino a Potosí, los vehículos livianos y pesados tienen que utilizar calles intransitables, improvisadas, sin señalización de ninguna naturaleza. Solamente para dar una vuelta por ese sector, se pierde por lo menos 30 minutos, porque el distribuidor vehicular se encuentra en pésimas condiciones y el camino directo a Vinto fue cortado para su reparación.
“Esas obras fueron realizadas solamente por cumplir, con pésimo rendimiento y poca duración, como ocurrió en la avenida 24 de Junio y el tan mentado distribuidor vehicular Tagarete, que están en franco deterioro”, apuntó Lazzo.
La avenida de Oruro a Vinto, que se llama 24 de Junio, fue ejecutada por la exPrefectura del Departamento, durante la gestión de Luis Alberto Aguilar, pero hasta la fecha no existe procesamiento ni sanción para quienes ejecutaron esta clase de obras que se encuentran llenas de huecos.
“La falta de adecuada supervisión es un mal endémico en la Gobernación, antes Prefectura del Departamento, y también en el Municipio, porque se cancelan importantes montos de dinero para garantizar que los trabajos se cumplan de acuerdo a contrato y siguiendo las normas establecidas que, por un principio elemental, prevé que para cerrar una vía de circulación, antes de iniciar las obras, debe rían estar habilitadas las rutas alternas, lo que nunca ocurre”,dijo.
Otro caso singular ocurrió también en la Gobernación. Las exautoridades de la Prefectura pagaron a una empresa por la supervisión de una obra que, después de más de cinco años, nunca se hizo. También se desembolsaron recursos para la empresa constructora.
El distribuidor vehicular estaba ubicado en la esquina de la avenida Dehene y avenida de Circunvalación.
Otro hecho anecdótico ocurrió durante la campaña electoral subnacional. El parqueo vehicular, que se construye en la calle Ayacucho, esquina La Plata, fue presentada por la excandidata como obra concluida, cuando ni siquiera avanzó en un 50 por ciento. El aeropuerto internacional Juan Mendoza tampoco está concluido, pero se utilizó como parte de la campaña proselitista, por parte del actual gobernador electo, Víctor Hugo Vásquez.
Afuera del aeropuerto internacional, existe un tramo de 100 metros del camino que no fue ni siquiera compactado, a pesar de ser una ruta principal para llegar a ese escenario. Los conductores de vehículos livianos tienen que hacer malabarismo para pasar por ese lugar, donde incluso hay un rompemuelle de tierra.
Según Lazzo, “la acción irresponsable de las empresas y de las autoridades que adjudican los trabajos, debe ser sancionada, porque no se puede causar perjuicios a la población, si se pregona que se quiere hacer obras para tapar o encubrir los proyectos mal ejecutados”.
El presidente del Concejo Municipal, Rodolfo Uyuni, dijo que las observaciones son acertadas y se efectuará una inspección a esta clase de obras, porque “afectan al interés de la ciudadanía orureña y, como concejales, estamos también preocupados por obras ejecutadas por la Gobernación, pero jamás concluidas, como el distribuidor vehicular”.
El distribuidor vehicular actualmente fue cerrado, porque debajo, se han iniciado obras de mejoramiento, sin autorización del Gobierno Municipal. El trabajo se encara por parte de la Gobernación, sin habilitar arterias de circulación vehicular.
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