Los orureños tenemos valores simbólicos bastante interesantes con los que nos caracterizamos, como la mina San José que tanto dio a Bolivia; la espectacular danza de la Diablada; también, pero por lo que somos conocidos en el interior, incluso en el exterior, es por la tenencia del famoso animalito mamífero, el quirquincho.
Dócil y tímido, así es el quirquincho (nombre científico, chaetophractus nationi), que por cierto está adaptado a la excavación, solo habita en los Andes o punas (altiplano), en lugares arenosos y suelos suaves, razón por la cual radica en los arenales de Oruro y Sajama.
Son de tamaño mediano, aproximadamente pesan entre 1.400 a 2.000 gramos, tiene una longitud de 370 a 420 milímetros, de cola larga, caparazón acanelado a blanco y de pelaje ralo, que varía desde tonos canelas hasta blanco brillante.
Es un mamífero nocturno, omnívoro, en épocas de mayor disponibilidad de recursos alimenticios probablemente tenga de una a dos crías por año. Se alimenta de insectos, raíces y semillas de algunos plan-
tíos cultivadas, razón por la cual es perseguido por pobladores nativos.
Desde las últimas décadas del siglo pasado, los quirquinchos andinos están en peligro de extinción, la causa principal es la caza, pero también la destrucción de su hábitat por parte de los pobladores.
Lo lamentable es que la caza se produce con fines comerciales y culturales, pues su caparazón es muy apreciado por artesanos y otros que fabrican matracas, charangos o amuletos. Asimismo, estas creaciones son muy aceptadas por la sociedad, sin embargo, posiblemente los orureños, en unos pocos años nos quedaremos con un ícono menos. En Oruro existen medidas de protección para amparar a estos animalitos, pero, pareciera no ser suficiente, pues la ordenanza municipal 31/99 no tiene impacto alguno para los cazadores.
El único lugar quizá seguro para esta especie, sean las áreas protegidas como el Parque Nacional Sajama, que alberga a esta especie "tan orureña".
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