En diversos momentos de la historia reciente orureña, mucho se habló de las altas posibilidades de desarrollo existentes mediante la implementación de un Puerto Seco, aprovechando convenientemente la cercanía a los puertos del Pacífico. Sin embargo, cada vez es más remota esta posibilidad por los hechos acontecidos en los últimos días y la explícita falta de capacidad de las autoridades regionales.
Según anuncios gubernamentales, en el mes de abril está prevista la inauguración del corredor bioceánico en territorio de Santa Cruz, con la asistencia de los presidentes de Brasil, Perú y Bolivia. Por otro lado, a objeto de forzar la pronta recuperación de la cualidad marítima boliviana, también se anunció el exclusivo uso de los puertos de Ilo y Matarani, ambos situados en territorio peruano a fin de estrangular a la economía del Norte chileno, desviando el despacho y recepción de la carga de importación y exportación, por las terminales portuarias mencionadas.
En el contexto local, se escucharon voces contrarias a esta última decisión, afirmando que Oruro perdería su vocación comercial porque toda la carga sería transportada por El Alto y lógicamente La Paz. Pregunto: ¿como bolivianos, deberíamos oponernos a esta decisión de Estado? Personalmente considero que no, como orureños conocemos muy bien del abuso de las autoridades chilenas. En este sentido, tenemos la obligación de prepararnos para el impacto; es decir, en términos técnicos ha llegado el momento de fortalecer la resiliencia orureña ante posibles contingencias. Entendiendo por resiliencia, a la capacidad de absorber impactos y salir indemne de los mismos; yendo más allá y en palabras más sencillas implica la capacidad de convertir derrotas en triunfos contundentes y al respecto, Oruro hasta el presente siempre tuvo la capacidad de plantar cara, no importando los esfuerzos exigidos.
En este contexto, se presentan dos escenarios completamente diferentes: el primero manteniendo a puertos chilenos como las principales vías de importación y exportación; el segundo, cambiando horizontes mediante los puertos peruanos de Ilo y Matarani.
En el primer escenario, la implementación del Puerto Seco de Oruro se mantiene completamente viable; sin embargo, es preciso no equivocarse en el sitio de implementación. Hasta el presente, las autoridades y organismos encargados del proyecto solo ofrecieron evidentes muestras de ser unos simples charlatanes y jugar al adivino, porque olvidando el criterio técnico intentan justificar posibles ubicaciones, sin ningún sustento valedero. De los datos emitidos por organismos y personas conocedoras del tema, se llega a una peligrosa conclusión: la distancia a favor de Oruro entre los tramos Tambo Quemado – Patacamaya – Caihuasi y Tambo Quemado – Ancaravi – Oruro – Caihuasi, es de escasos 25 kilómetros. Este escaso margen a favor de Oruro debe llevar a la reflexión, porque entonces la segunda vía se convierte en una ruta crítica; es decir, no existe margen para el error apartándose incluso algunos metros de esta carretera, si se desea convertir a la región en el principal centro logístico de Bolivia. No se debe olvidar que los departamentos del eje central, de una u otra manera están trabajando también en sus propios puertos secos. Al respecto, la experiencia de las zonas francas es algo a tener presente en todo momento; se afirmaba que sólo Oruro tenía el derecho de instalar este servicio, en vistas a su proximidad al Pacífico. Sin embargo, otra es la realidad e instalaron zonas francas acá y acullá.
Para el segundo escenario, es importante tomar en cuenta las siguientes consideraciones: existencia de carga de importación y exportación; además, la ubicación geográfica de Oruro. Respecto a la primera consideración, la carga de importación especialmente la destinada al uso doméstico llega vía Iquique y Pisiga, por la naturaleza de esta carga será muy difícil que las navieras cambien de puerto de descarga y por lo menos en los próximos años seguirán utilizando los servicios iquiqueños; es decir, por el momento no existe posibilidad de impactar en la carga de importación. En el caso de la carga de exportación la realidad es otra, muy bien podría ser canalizada para su embarque por puertos peruanos. Entonces, para la carga de importación todavía un Puerto Seco instalado en la identificada ruta crítica, es factible.
Tomando en cuenta el contexto geográfico, Oruro respecto a Arica e Ilo y en referencia a la línea ecuatorial, se encuentra en una posición sumamente interesante; un poco más abajo de Ilo y algo más arriba de Arica. Esta posición es claramente una ventaja competitiva, porque de todas maneras la ciudad con mayor cercanía a esos puertos, es nomás Oruro. Si el propósito gubernamental, como de otros gobiernos del pasado, es el de convertir a La Paz en el principal nodo de distribución del occidente, las distancias a recorrerse por las cargas de importación y exportación, hacen prohibitiva esta posibilidad; porque la teoría de la producción es tácita: para abaratar costos de producción los tramos recorridos deben ser cortos. En este sentido, Oruro sigue siendo y está destinado a ser el principal distribuidor en todas sus dimensiones del occidente boliviano; situación fácilmente verificable y sin lugar a dudas, mediante fotografías satelitales.
Con este horizonte, resulta imperioso incrementar el nivel de resiliencia mediante la gestión del conocimiento; es decir, capacitando al Talento Humano orureño en diferentes aspectos relacionados al tema en cuestión y además, se debe exigir al Gobierno una política de compensaciones para la región, entre ellas una principal: construcción del camino Curahuara de Carangas – Charaña, utilizando esta nueva vía se llegará sin mayores complicaciones a los puertos peruanos y brindarán los tramos cortos, imprescindibles para otorgar competitividad a la producción del oriente boliviano y por supuesto, a la carga brasileña.
Retornando al tema del Puerto Seco, implementarlo fuera de la ruta crítica identificada significa perder competitividad y trabajar en beneficio de regiones como La Paz y Cochabamba; salvo que el objetivo sea: provocar el fracaso de este ansiado proyecto. Si es así ni duda cabe, las autoridades departamentales en actual ejercicio, van por buen camino….
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