La recisión del contrato de ejecución del camino Toledo-Ancaravi, último tramo del proyecto vial Oruro-Pisiga, posterga indefinidamente la puesta en marcha del primer corredor bioceánico y el Puerto Seco. Esa ruta es vital para unir el Pacífico con el Atlántico, por lo que Oruro sufre una suerte de sabotaje, denunció ayer el presidente de la Federación de Empresarios Privados de Oruro (FEPO), Fernando Dehne Franco.
Afirmó que esa situación es resultado de la actitud negligente de las autoridades y pidió identificar a los responsables del fracaso del proyecto vial que debería estar concluido a la finalización del primer mandato del Presidente Evo Morales, como se comprometió el propio mandatario, instruyendo a los responsables de la Prefectura y ahora Gobernación que cumplan, sin que empero ninguna autoridad haya hecho nada hasta la fecha.
Dehne dijo que "es una burla para los orureños la postergación indefinida de la conclusión de esta ruta caminera, puesto que se ha invertido cerca de 100 millones de dólares para tener la ruta expedita entre Oruro y Pisiga y por la demora del último tramo entre Toledo-Ancaravi cuyo financiamiento se concreto en febrero del año 2010, a través de un contrato de préstamo con la Corporación Andina de Fomento (CAF), hasta ahora no se tiene un camino expedito como era el compromiso de las autoridades".
Aseveró que contrariamente a agilizar la construcción de ese tramo vial, más bien realizan la segunda recisión del contrato de construcción del último tramo entre Toledo-Ancaravi, porque los consorcios Toledo y el reciente Asociación Accidental "Vial Ancaravi", no ejecutaron las obras.
"Ese es un acto de sabotaje que debe ser sancionado por el propio Presidente Evo Morales, puesto que él instruyó que se concluyan las obras y ya vamos a la conclusión de su segundo mandato y el tramo Toledo-Ancaravi de 56 kilómetros recién tiene una ejecución del 10 %, pese haber sido pagado el 26,3 % del costo de la obra que según contrato es de más de 196 millones de bolivianos, superior a los 25 millones de dólares", dijo el presidente de los empresarios.
Calificó la actitud de las autoridades departamentales y nacionales como "una muestra de la falta de interés que tienen los responsables de llevar adelante este proyecto, porque mientras otras regiones del país avanzan con obras viales y tienen nuevas carreteras, la ruta a Pisiga, que es casi similar en longitud a la vía Oruro-La Paz porque tiene 229 kilómetros, no se concluye y eso se puede demostrar que mientras se construye una doble vía de 227 kilómetros no se puede ejecutar un tramo de 56 kilómetros que es la vergüenza de las autoridades de Oruro".
Convocó a las instituciones locales y las entidades departamentales a pronunciarse sobre este tema, puesto que la habilitación del primer corredor bioceánico que debe circular por la ruta Oruro-Pisiga es de vital importancia para la vida económica de los orureños. No tener esa vía es poner una tranca al progreso y desarrollo de Oruro y si hay algún impedimento o existe oposición a ejecutar deben ser valientes las autoridades y explicarnos el porqué y seguir dilatando una obra que hace muchos años debería haber sido concluida, dijo Dehne.
Justificó su denuncia del sabotaje, señalando que la propia empresa encargada de la supervisión, Ecoviana S.R.L., en febrero de este año hizo conocer que la empresa que se adjudicó la rehabilitación del tramo Toledo-Ancaravi, no tiene la maquinaria suficiente y por la paralización de los equipos no se puede ejecutar el proyecto, a lo que se suma la falta de combustible y operadores para la maquinaria, por lo que los trabajos son interrumpidos de forma permanente ocasionando la paralización de la obra.
ORURO -PISIGA
El proyecto vial Oruro-Pisiga comprende 4 tramos, el primero que cubre 37 kilómetros entre Oruro - Toledo que se ejecutó con la inversión de 18 millones de dólares, financiados por Corporación Andina de Fomento (CAF), ruta que está concluida y en servicio. El segundo tramo cuyas obras se encuentran paralizadas, entre Toledo - Ancaravi con una longitud de 56 kilómetros con una inversión superior a 25 millones de dólares, el tercer tramo Ancaravi - Huachacalla de 70 kilómetros que está concluido con una inversión de 29 millones de dólares, y el último tramo Huachacalla - Pisiga de 72 kilómetros, ejecutado con una inversión de más de 28 millones de dólares, todos con financiamiento de la CAF.
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