sábado, 18 de junio de 2016

La Soledad en la plaza Huajara

Así es de triste, caminar por sus pasillos rodeados de desolación y soledad, no porque la persona esté en ausencia de su alma, sino por el abandono de la naturaleza que así también lo quiso. Al término del otoño, el viento se llevó toda la alegría que existía cuando el sol brillaba con intensidad y la fantasía se pintaba de verde.

Hoy hasta el Astro Rey parece enojado porque a través de su estela secó sin remedio alguno, la vegetación del lugar. La esencia de la vida también está ausente, es el agua que desapareció como un designio infernal.

La amplia extensión de la plaza Huajara luce así, su pequeño mirador en el centro es la expresión real de la desolación, más al Oeste existe un pequeño teatro al aire libre, hoy descuidado y listo para un final irremediable. Hasta sus habitantes se olvidaron de poblarlo, ni un ser, ni siquiera un perro a la vista humana.

La aridez de su tierra hace ver que pronto llegará la muerte, como una zapatilla "inerte" lleva el mensaje de una triste soledad.

El ruido del silencio se estrella entre los pasillos de cemento y estremecen el corazón de un abandono total. Un tanque, del que alguna vez se necesitó, es ahora tan solo historia de lo que fue.

Así se recorre el camino, con consternación e incertidumbre, mirada que solo corroe al viento sin piedad, impotencia y llanto.

Pero, no todo está perdido, hay una luz de esperanza que rodea al lugar, son árboles protegidos que seguro anunciarán el despertar de la naturaleza cuando esta vuelva con todos sus sentidos en primavera, así como el retorno de la consciencia del hombre para que entienda: La vegetación es vida, caso contrario la condena será solo un lamentar de un mundo destinado al final.



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