Bazán: Lo de los "suribuses" fue un chiste de mal gusto

Para la máxima autoridad del ejecutivo municipal, Edgar Bazán, la compra de los llamados "suribuses", para establecer transporte escolar, fue una broma, un chiste de mal gusto, pues se pretendía cubrir una población de 86 mil estudiantes con apenas ocho buses.

A fines del año 2014, la ex alcaldesa Rossío Pimentel presentó los ocho "suribuses", con el objetivo de implementar en la ciudad, un servicio de transporte escolar municipal, a bajo precio; anunció además que para esta gestión, se tenían presupuestados recursos para la compra de otro lote de buses.

Para el alcalde Bazán, incluso comprando los otros buses que estaban presupuestados, la propuesta del transporte escolar, tal como se planteó en su momento, era imposible y fuera de la realidad.

"Saben de que más o menos los estudiantes en establecimientos fiscales, alcanzan a 86 mil alumnos ¿cómo con ocho buses pretendemos cumplir a una población tan grande? Eso es sencillamente hacerse la burla, un chiste de mal gusto, por eso vamos a darle otro uso a los buses, a favor de los orureños", señaló el burgomaestre.

Indicó además que el presupuesto del 2015 será redistribuido y se dejará de lado la compra de los otros buses. Explicó que de momento no se tiene pensado seguir adelante con la idea del transporte escolar.

"Hay que analizar, evaluar, hacer un proyecto, consensuar con los transportistas, es decir, vamos a estudiar en el futuro qué haremos con el transporte escolar. Lo cierto es que no va la compra de más buses, son 80 mil estudiantes, con ocho o 18 buses el porcentaje que se abarca es bajísimo", aseveró.

Pero aseguró que sí se dará uso a los buses, pues éstos fueron comprados con dinero de todos los orureños, por tanto no se los puede dejar abandonados. Cuatro de ellos se irían a la Secretaría de Cultura, para encarar un proyecto de rutas turísticas, otros dos a la oficina de Regulación Urbana, para ayudar a los técnicos y ciudadanos que necesitan hacer mediciones, a trasladarse sin contratar a vehículos particulares, generando desconfianza entre los usuarios, por posibles actos de corrupción. Los otros dos aún no tendrían destino.