La alcaldesa de Oruro, Rocío Pimentel, se declaró anoche en huelga de hambre, exigiendo que se deje sin efecto el congelamiento de cuentas de ese municipio.
La extrema medida fue asumida luego de que el Concejo municipal postergara, hasta el próximo lunes, el tratamiento de las observaciones que impuso el Ministerio de Economía y Finanzas. Una de ellas hace referencia a la entrega a destiempo de los estados financieros.
Pimentel cuestionó al órgano deliberante, porque no tomaba en cuenta la urgencia de utilizar esos recursos en beneficio de la salud y la educación.
“Nadie nos va a arrebatar a los orureños el derecho de un mejor futuro. Yo vine a la Alcaldía para pelear por mi pueblo, pese al mal concepto que tengo de los políticos”, dijo.
A esta medida de presión se sumarán organizaciones vecinales, entre ellas la Confederación Departamental de Juntas Vecinales Periurbanas.
"El congelamiento de cuentas nos traerá problemas, principalmente en la ejecución de los proyectos. Vamos a implementar medidas de presión radicales, demandamos que tanto el Concejo Municipal y el Ejecutivo, depongan otro tipo de intereses y piensen en el desarrollo de Oruro", expresó el dirigente, José Flores.
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