Si hubo un hombre importante que amó a Oruro, fue el Libertador Antonio José de Sucre. Quizá muy poco se conoce esta faceta de la historia, pero él consideró que Oruro era el centro de la revolución por la libertad y la consolidación de un eje de la nueva República.
Pese a ese sentimiento, pensamiento y accionar, fuerzas ajenas evitaron que todo lo que Sucre soñaba para Oruro no se haga realidad. El Libertador vio a Oruro como una región estratégica donde se podía comandar a los ejércitos para llevar adelante sus planes de independencia.
Otro hecho tangible, eligió a la Alta Tierra de los Urus como sede de la Asamblea Constituyente, pero este propósito no prosperó porque los leguleyos de Sucre aduciendo el frío, convencieron a Bolívar para cambiar la sede a Sucre.
Durante la presidencia de Antonio José de Sucre se creó el departamento de Oruro, el 5 de septiembre de 1826. Son solo algunos ejemplos de lo que hizo este personaje por una tierra de la cual se enamoró.
En mérito a estos argumentos, en la ciudad de Oruro se construyó una plaza que lleva su nombre y está situada en las calles Pisagua entre Bolívar y Adolfo Mier, zona Este de la ciudad de Oruro.
Allí se observa la imagen del Libertador en la parte central montado sobre su caballo, pero también en el sector Sur se lo ve en un pedestal portando un estandarte.
El lugar es amplio con una serie de alegorías y asientos que invitan al descanso. Pero también, existe un sitio de distracción para los niños, como un pequeño parque infantil y al lado un polifuncional, elementos que aportan al desarrollo de la zona.
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