En la víspera, se desató el caos en el centro de la ciudad de Oruro por el enfrentamiento entre mineros de Huanuni y efectivos policiales, lo que provocó pánico en la población, pues ambos grupos utilizaron elementos químicos y explosivos.
El conflicto comenzó aproximadamente a las 11:45 horas, cuando los mineros advirtieron que los policías querían trasladar a otro recinto a los 22 trabajadores detenidos en recientes días en la intervención que realizó la Policía al bloqueo de Caihuasi que sostenían trabajadores de Huanuni, esto provocó la furia de los mineros quienes hicieron retroceder a los efectivos.
Tras un cruce de palabras entre ambos sectores se desató el conflicto, pues los mineros intentaron rebasar a los efectivos, gritando ¡libertad!, ¡libertad!; los uniformados respondieron con gases lacrimógenos.
En cuestión de segundos la plaza 10 de Febrero se convirtió en un campo de batalla donde se escuchaba detonación de dinamitas y se percibía gases lacrimógenos.
Se observó que varias personas entre niños, jóvenes y adultos corrían por diferentes lugares para evitar el gas lacrimógeno que se extendió a más de cuatro cuadras a la redonda.
Las detonaciones de dinamita provocaron la ruptura de varios vidrios de domicilios, establecimientos educativos y oficinas que se encuentran en el centro de la ciudad.
Además producto de la utilización de agentes químicos dos árboles de la plaza 10 de Febrero quedaron afectados porque se incendiaron.
CIUDADANOS
Los ciudadanos que en ese instante transitaban por el centro de la ciudad manifestaron su molestia a los medios de comunicación por los excesos que cometieron los mineros y los policías, pidieron a las autoridades otorgar resguardo y evitar este tipo de hechos.
"No puede ser que los mineros y policías comentan estos excesos, sin considerar que existen niños, madres de familia y personas mayores que pueden verse afectadas por estas situaciones. Es lamentable que no se haga nada" sostuvo Freddy Arias.
Por otra parte una madre de familia, Cecilia Ocaña, pidió al Gobierno otorgar una pronta solución al conflicto, porque se pone en riesgo la vida de los niños, porque los profesores sin considerar estos problemas continúan pasando clases, obedeciendo las instrucciones de autoridades educativas.
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