A casi mediados del 2013, asombrosamente las autoridades departamentales no muestran señales de saber a ciencia cierta, dónde se emplazará el Puerto Seco de Oruro. Si bien mucho se ha hablado y discutido al respecto, aún está ausente el criterio eminentemente técnico que debería ser aplicado, en pos de asegurar la vital competitividad para tan anhelado emprendimiento. Al respecto, me permito plantear cuatro razones de orden técnico como irrevocables a fin de evitar equivocaciones y viabilizar definitivamente la ubicación técnicamente correcta, en favor de la población toda; éstas son: tendencias del comercio exterior, origen de la carga boliviana, procesos de integración y costos de producción.
Las tendencias del comercio exterior en el transcurso de los últimos 20 años, se enfocaron hacia el Asia, considerada como la región de mayor crecimiento en el mundo. Su innovadora población es dueña de una voraz demanda por recursos naturales, debido a sus cada vez más altos niveles de industrialización. Por lo tanto, es hacia ese horizonte a donde deben dirigirse nuestros esfuerzos productivos. Respecto al origen de la carga boliviana, no queda duda se encuentra en Santa Cruz, el departamento más productivo de Bolivia; porque sus llanos poseen vocación eminentemente agrícola, constituyéndose al presente en la
región productora de la soya de exportación.
En referencia a los procesos de integración, también conocidos como acuerdos comerciales, existen tres principales: TLC, esencialmente conformado por EE. UU., México y Canadá; UE, constituida por la mayoría de los países europeos; APEC, liderado por Japón y con mayor membresía de países asiáticos. Bolivia, no tiene participación plena en ninguno de los citados, a diferencia de Chile quienes se ufanan de trabajar con moros y cristianos; es decir, este país es parte de todos los acuerdos comerciales existentes en el planeta, causando gran algarabía en no pocos admiradores del comportamiento económico chileno.
En cuanto a la cuarta razón técnica, si de costos de producción se trata, es bueno aplicar la tecnología de producción japonesa Just in Time (Justo a Tiempo). Cuya filosofía postula: "En cada proceso, el material necesario, en el momento preciso y sólo en la cantidad necesaria". Esto implica, eliminar el desperdicio en todos sus sentidos, empezando por prescindir de almacenamientos y distancias entre proceso y proceso. De esta manera queda explícito: a mayor distancia recorrida, mayor costo de producción; contrariamente, a menor distancia, producto barato y por supuesto, cliente feliz. Cumpliéndose así con el moderno concepto de la calidad: "Satisfacción plena del cliente".
Actualmente, para las cargas de importación y exportación bolivianas, se utilizan únicamente los puertos chilenos de Arica e Iquique; habiéndose
creado una total dependencia e incluso sometimiento al capricho de cada gobernante de ese país. En respuesta a esas afrentas, el vigente gobierno boliviano planteó el pronto uso de puertos peruanos, a fin de forzar la recuperación de la cualidad marítima, a través del estrangulamiento económico del norte chileno. Este nuevo contexto, implica asumir la nueva política de Estado y buscar puertos alternativos a fin de evitar la nada deseable dependencia de los puertos chilenos. Así, la nueva propuesta gubernamental plantea trasladar la carga boliviana por territorio paceño, dejando de lado a Oruro; como fue práctica corriente en los gobiernos neoliberales del pasado.
Ante este desalentador panorama, Oruro debe responder de forma urgente, proyectándose a partir de la existencia de una ventaja comparativa vital: geográficamente se encuentra algo más abajo de Ilo y más arriba que Arica, respecto a la línea ecuatorial. Cimentándose en este dato, se colige: Ilo también se encuentra en la zona de influencia orureña. Similarmente, Santa Cruz la mayor zona productiva boliviana, espacialmente está a la misma altura que Oruro.
Por tanto, acorde a la información precedente y en función del nuevo contexto, resulta imperativo exigir la construcción del camino Curahuara de Carangas – Charaña. Así se brindará un trayecto directo y corto hacia los puertos peruanos, algo primordial a objeto de abaratar costos de transporte para los productos bolivianos; como manda la probadísima teoría de la productividad japonesa. Eliminando de paso, la pretensión gubernamental de posicionar a La Paz, como el principal acceso hacia el Pacífico. Encima, si Chile trabaja con todos los acuerdos comerciales del mundo, entonces Bolivia debe aprender y practicar lo mismo; significa, enfilar nuestras perspectivas comerciales hacia todos los horizontes posibles.
Concluyendo, aplicando los nuevos conceptos procedentes del proceso de globalización, es imperativo demandar la implementación de dos puertos secos: el primero destinado a atender puertos chilenos, a ubicarse en el trayecto entre Ancaravi y Villa Copacabanita, facilitando además el acceso hacia el prometedor mercado del sur boliviano; tránsito mediante del camino asfaltado Circuito Lago
Poopó. El segundo, con la misión de servir a puertos peruanos y lógicamente al puerto de Arica; proyectándose como la ubicación más atractiva a La Joya, con la ventaja que esta localización no requiere de mayor inversión, porque ya cuenta con instalaciones donadas por la empresa Inti Raymi. Solo así, Oruro estará en posibilidades de remontar vuelo en los nuevos y huracanados aires del comercio exterior, provenientes desde los países emergentes.
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