domingo, 2 de octubre de 2011

Leyenda del quirquincho

En épocas, cuando las plagas atacaban a Oruro y la lucha del mal contra el bien, representando por la Virgen del Socavón, muchos quirquinchos habitaban en las riveras y faldas de los cerros "Pie de Gallo" y pampas arenales; eran animalitos tan tranquilos que vivían felices, ellos se dieron cuenta que iba pasar algo catastrófico a todos los invasores como la víbora, el sapo, el lagarto, y las hormigas.

Esta leyenda escrita por el profesor Zenón Mamani Pereira, indica que los quirquinchos sostuvieron un gran cabildo para decidir qué es lo que harían, el gran jefe conducía el cabildo y por unanimidad decidieron irse al lado del Oeste donde se oculta el sol, junto al Tata Sabaya y Sajama, una noche dejaron su habitad, tristes marcharon en busca de nuevos parajes para comenzar un nuevo destino, tenían que marchar sin darse la vuelta, así recomendó el gran jefe.

Justamente la noche del Sábado de Tentación se alistaron para marchar al occidente, se fueron en columna, el jefe de todos los quirquinchos para asegurarse que nadie se quedara, era el último, ya caminando lejos porque ellos eran seres un tanto lentos llegaron hasta el lugar que hoy es "Vito". El jefe era el mayor de todos por ende anciano sentía cansancio y decidió descansar un rato, y le dio un profundo sueño y les dijo a sus hermanos: "Me siento cansado y ya recorremos muy lejos" - se dio la vuelta para mirar su tierra querida a la que nunca más regresaría y continúo diciendo: "Ustedes sigan adelante yo me quedaré un rato a descansar y les alcanzo en un momento".

De esta manera se quedó justo en una planicie al centro de los cerros hoy detrás del río Chusaqeri (Puente Español). Por el cansancio, y profunda tristeza de su habitad y por la inseguridad a donde marchaban, pensativo se puso a dormir profundamente, en su sueño vivía feliz junto a su familia y toda su tribu en las faldas de los cerros, en pampas pajonales y en los arenales de Oruro.

Los demás quirquinchos seguían caminando sin descansar, sin jefe alguno cada uno por su lado iban rumbo al occidente cruzaron el río Chusaqeri aunque con mucha dificultad al amanecer llegaron a las pampas de Toledo alcanzando las partes secas por medio de totorales y lagunas.

Según la leyenda concebida por Zenón Mamani, algunos quirquinchos esperaron comiendo raíces y larvas del lugar, pero el gran jefe no aparecía, y no apareció nunca más, desesperados marcharon cada cual por su lado a donde podían, porque muchas amenazas sentían en los terrenos desconocidos, "por eso actualmente viven de manera diseminada en el sector del occidente orureño muy asustados cuando ven a las personas y otros animales extraños. Escarban rápidamente la arena y se ocultan bajo la tierra".

Esta narración detalla, que el gran jefe de los quirquinchos dormía profundo, y la lluvia era intensa porque aún se vivía el clima de carnavales , por tanto esa noche llovía sin cesar y el agua caía sobre la tierra de los quirquinchos, en los desbordes del río Desaguadero y la comunicación permanente de los lagos Titicaca y Poopó aumentaba más y más cuando, pero mientras el gran quirquincho aún dormía, el agua aumentaba más y más silenciosamente como un gran hilo desde el lago Titicaca llenaba el lago Uru Uru y como el brazo de un pulpo, envolvía con su manto líquido el cuerpo del quirquincho somnoliento hasta enredar, formando un gran lago alrededor del armadillo jefe; cuando despertó levantó el cuello pero el lodo del lago no le dejaba moverse y el caparazón chocó con la tierra y finalmente se ahogó de esta manera murió el gran jefe, hoy convertido en un cerro . Actualmente en la región occidental se mantiene la imagen pétrea en medio de un gran lago.

"Se cree que la Virgen del Socavón no quiso que se vayan los quirquinchos, porque eran seres tan bondadosos, tranquilos y no dañaban a nadie y representaban a los pobladores de los Urus, por eso su jefe se quedó convertido en un cerro". Afirma Mamani, autor de esta leyenda poco conocida.

Cuando vieron al gran quirquincho en medio del agua, los nativos del lugar se asombraron mucho quisieron salvarlo, pero ya estaba muerto desde ese momento con respeto y según la mitología andina cada Sábado de Tentación, una semana después del Carnaval, van a venerar con sus sahumerios pidiendo prosperidad, a esta otra deidad pétrea, sobre la cual Mamani se animó a narrar una leyenda.

Los originarios del Occidente saben muy bien del poder que tienen estos seres inermes y bondadosos que hoy simbolizan a todos los orureños, por eso no es extraño ver en cada vivienda de los que habitan en las fronteras un par de quirquinchos disecados bien adornados con flores, lana y serpentinas, con mixturas cargados de dólares y billete boliviano de alto corte. Cuando se les consulta a sus propietarios el motivo de su tenencia indican que trae mucha suerte sobre todo prosperidad porque como los quirquinchos que arañan y rasgan la tierra, así también llega la prosperidad de donde sea y el dinero se araña de todo lado para la casa, describe el autor de la leyenda.

Según la creencia popular, cuando hay prosperidad y suerte al quirquincho le crecen los pelos de gran tamaño como estarían vivos, pero cuando la suerte no acompaña comienza a depilarse y el caparazón aparece pelado.

En las festividades patronales no faltan los yatiris, que con quirquinchos vivos hacen sus "peticiones" haciendo arañar con sus uñas todo lo que uno pide, dice Mamani.

EXTINCIÓN

Este animalito, considerado ícono de los orureños, fue y es utilizado por miembros de dos morenadas que participan en el Carnaval de Oruro, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, para acompañar su paso, con el sonido de las matracas labradas en base al caparazón del animal.

Al ser considerada una especie andina en riesgo de extinción, miembros de entidades ambientalistas, desde hace varios años se pronunciaron contra el uso de este animal, como parte de los accesorios de los danzarines. A partir de dicho pronunciamiento se limitó el uso, pero la tradición familiar hizo que las matracas, pasen de generación en generación, como una especie de herencia para amenizar las presentaciones.

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