En la ciudad de Oruro existen lugares interesantes que visitar y ver el mundo de otra manera, uno de esos sitios especiales es la Casa Arte Taller Cardozo Velásquez, que a la vez es un museo cuyo espacio está mezclado entre lo espiritual y lo artístico.
Está ubicado en las calles Junín e Iquique y visitarlo es realmente una experiencia inolvidable, ya que al margen de apreciar la variedad de pinturas, esculturas, naturaleza, cerámica y otros, el cuerpo humano entra en un ambiente espiritual que solo las personas que lo visitan, pueden sentirlo.
Al llegar a la acera de esta vivienda, ya se puede notar la diferencia del resto, porque allí se encuentran dos esferas pulidas en piedra de una dimensión considerable, que de por sí llaman la atención. La puerta de calle, también tiene una serie de elementos artísticos y reciclados, como las tapas de los sumideros.
El pasillo de ingreso hacia el patio de esculturas, está caracterizado por un relieve cerámico, donde se observa a la familia de artistas Cardozo Velásquez, Gonzalo y María, los esposos; y las hijas, Nayra, Wara, Tani, Luli y Kurmi.
Gonzalo, que no solo es artista, sino también portero, guía y el encargo de los quehaceres de la casa, explicó que su vivienda es una iniciativa privada que no goza de respaldo económico. "Oruro es cultura plena, es ritualidad y ese trabajo se lo hace diariamente con nuestras deidades", indicó.
Al lado derecho del pasillo se observan dos vitrales donde están las obras de Gonzalo y María. Mientras que al lado izquierdo, están dos representaciones en miniatura del Tío de la mina, que se convirtió en un espacio ritual para los visitantes. Una obra reciente de Gonzalo destaca al terminar el pasillo, que representa un árbol con 28 pares de manos, que entre sus dedos sostienen las esferas que representan el planeta Tierra.
En el centro del patio hay un pequeño jardín y una fuente de agua hecha con material reciclable, que según el artista, escuchar la caída constante del agua, relaja el cuerpo. El complemento son la variedad de esferas que están por toda la casa, incluida la fuente.
En la pared Oeste están ubicadas varias hornacinas empotradas, todas con obras de arte, esculturas a base de esferas, que simboliza el planeta en lo macro y en lo micro, la célula. Allí se observan obras de su hija Wara, hechas en bronce; de su esposa María, todas con rostros de mujer.
Antes de ingresar a la sala existe un relieve mural del artista Gustavo Lara, que representa una alegoría a los niños. En el living comedor se habilitó el museo que consta de una muestra pictórica de varios artistas orureños, Raúl Lara, Mario Vargas Cuellar, Pedro Almanza, Franklin Molina, Sabino Pinto y otros como Mamani Mamani.
Los difuntos también tienen su espacio en la sala y se los recuerda con una velita que es encendida todos los días lunes, tal como ocurrió ayer. De esos personajes destacan Alberto Guerra Gutiérrez, Ricardo Pérez Alcalá y otros.
En el lugar también se aprecia cerámica de la cultura precolombina y cobrería.
Mientras se realiza la visita se escucha música andina ó boliviana, que hace más placentera la visita y el turista logra encontrar ese ambiente espiritual y de relajación. También se halló una colección de caballos en escultura, que son los más apreciados por el artista, así como una pequeña colección de soldaditos de plomo, empotrados en la pared Sur de la sala. Otra de las reliquias son las esculturas de Marina Núñez del Prado, Efraín Calizaya y Blas Choque.
Un sitio preferencial está en el techo, con la ropa de Alberto Guerra Gutiérrez (†), quien utilizaba ese atuendo cuando se hacían los rituales a la Pachamama, él se convertía en yatiri.
El registro de artistas y visitantes está como evidencia en cinco cuadernos empastados, que según Cardozo, son sus tesoros. Al otro extremo está un pequeño estudio donde también se encuentran obras de las hijas de Gonzalo y bisutería con diseños exclusivos.
Para sentir ese ambiente es necesario visitarlo, para tener un encuentro con la naturaleza, lo mágico y lo espiritual.
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