Los tradicionales helados de canela en el siglo XX se elaboraban artesanalmente en la temporada de invierno, gracias al congelamiento que se producía en las lagunas cercanas ubicadas en inmediaciones de lo que es hoy la Terminal de Buses, aseguró la señora Justina Arancibia.
Explicó que de las lagunas se recolectaba el hielo para la elaboración de los helados y que desde ese lugar era transportado hasta el Mercado Campero y Plaza de la Ranchería donde era comercializado.
Por su parte, la señora Teresa Fraudeguis sostuvo que esta tradición fue desde los años 40, que las vendedoras se establecieron en el Pasaje Municipal ubicado en la Presidente Montes y Washington que conecta las calles Cochabamba y Ayacucho.
"Son alrededor de 60 años que estamos en ese lugar, de lo que pudimos hablar con funcionarios del Municipio estamos a muy poco de que se pueda declarar a los helados de Canela como Patrimonio de Oruro, solamente falta que esta declaratoria puedan llevar donde la alcaldesa Rossio Pimentel para que firme y eso esperemos que sea hasta este miércoles", aseguró.
Asimismo, las señoras que preparan el helado de canela y que hacen degustar su producto en las retretas de los establecimientos educativos y también los domingos en la actividad Cultura de mi Barrio quieren que la ciudadanía pueda conocer de la historia de este manjar.
HISTORIA
El origen del helado de canela se remonta a la primera mitad del siglo XX, cuando estos eran elaborados artesanalmente en temporada de invierno, por el congelamiento que se producía a causa del intenso frío de la ciudad, esto era en inmediaciones de la Terminal de Buses. Allí se recolectaba el hielo para elaborar los helados.
Las primeras vendedoras asentadas en el año 1948 fueron Severina Arancibia, Justa Calderón y Gabina Colque. La segunda generación estuvo compuesta por las señoras Berna Chumacero y Dominga Arancibia, quienes a su vez heredaron a la tercera generación que la integran las señoras Teresa viuda de Ballesteros, Justina Arancibia y Paulina Colque.
En la actualidad las dos primeras continúan vendiendo tras medio siglo de actividad, a ellas se suman Patricia Uzeda y Geovana Ballesteros bisnieta de una de las primeras.
Gracias a la tecnología, este helado puede encontrarse los 365 días del año y no como en épocas pasadas que solamente se consumía durante el invierno.
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