El único distribuidor vehicular, concebido en trebol de cuatro hojas, para resolver los problemas de intenso tráfico de motorizados, en la ciudad de Oruro, fue concebido hace siete años y no se puede terminar hasta la fecha, provocando accidentes, muertes y acumulación de basura sobre el río Tagarete.
El distribuidor está deteriorado, tiene rajaduras por todas partes, hundimientos en el brazo Sur, pero nadie se preocupa por resolver el conflicto ni se ha iniciado un proceso judicial contra las exautoridades de la Prefectura de Oruro, que ejecutaron un proyecto sin tener el terreno disponible para la construcción de las cuatro hojas.
De las cuatro hojas, solamente están en funcionamiento tres. Una hoja está mutilada y para conectarse desde la población de Vinto, los transportistas tienen que hacer una larga cola para cruzar en forma peligrosa del Norte hasta el Sur. El proyecto fue impulsado por el fallecido diputado Juan Quircio y ejecutado por el exprefecto, Luis Alberto Aguilar.
El diseño estaba bien preparado, pero cuando se estaba a punto de terminar, los técnicos se dieron cuenta que no había terreno para la hoja del lado Noroeste, porque a pocos pasos había un edificio construido que impide la continuidad de las obras. El lugar, hoy está convertido en un sitio de depósito de basura y donde la gente hace sus necesidades, sin problema alguno, mientras los transportistas cruzan de Norte a Sur y viceversa, mirando espectáculos nada dignos de esta ciudad.
Los conductores de vehículos, ante la falta de ese brazo vital para garantizar un tráfico normal, tienen que subir la rampa en contraruta y, muchas veces, se han provocado accidentes, choques frontales entre motorizados. Varios jóvenes han muerto, tratando de cruzar por ese lugar. Nadie garantiza la seguridad en ese sitio, ni siquiera los funcionarios de Tránsito, porque nunca están en ese trebol de cuatro hojas. El desorden es evidente.
El proyecto demandó 14 millones de bolivianos, pero el distribuidor vehicular nunca fue concluido. Tampoco se puede realizar el mantenimiento de la obra ni continuar las obras complementarias, mientras no concluyan los trámites judiciales y administrativos, según el mismo secretario de obras sociales de la Gobernación de Oruro, José Villca.
Sin embargo, en forma inexplicable, existen “actas de recepción provisional y definitiva de la obra” que nunca fue concluida. La Gobernación admitió, sin embargo, que el proyecto está cerrado, pero el proyecto inconcluso está provocando perjuicios, antes que resolver los problemas de tráfico vehicular, para viajar especialmente hacia el lado de Potosí.
La Gobernación de Oruro tampoco puede realizar obras de mejoramiento, porque existen deudas pendientes de la ex Prefectura. La empresa constructora entregó la obra, pero con observaciones.
Para evitarse problemas, la Gobernación estudia la posibilidad de transferir el distribuidor vehicular a la Alcaldía, para que se encargue de realizar el mantenimiento. La Asamblea Legislativa Departamental de Oruro, dependiente de la Gobernación, observó el proyecto y decidió exigir el procesamiento de las exautoridades que no han realizado un proyecto conforme a las normas internacionales.
La Contraloría debe efectuar una evaluación del proyecto, para valorar la calidad de esa construcción y determinar las responsabilidades, pero por el momento, no existe ni se ha conocido un informe al respecto.
Los técnicos de la Gobernación advirtieron que un proyecto tiene una vida útil de 10 a 20 años, pero en el caso del distribuidor vehicular, ya existen deficiencias, desde el momento de su concepción, porque existen baches, barandas dañadas, falta de señalización, hundimientos y rajaduras por todas partes. Los camiones de alto tonelaje hacen temblar las estructuras.
El Gobierno Autónomo Municipal de Oruro prefirió ignorar el distribuidor vehicular, porque no ha sido construido por esa institución, pero los conflictos, accidentes, colisiones y congestionamiento vehicular se convierte en un caos en la zona Este de la ciudad, cuando se trata de viajar hasta la zona de Vinto o camino a Huanuni o Potosí.
Uno de los grandes problemas que tiene la gobernación de Oruro es la construcción del Distribuidor Vehicular sobre el río Tagarete, en la zona Este de la ciudad, camino a Vinto, afirmó el asambleista Eduardo Campos Velasco, al referirse a las denuncias de la prensa.
El ejecutivo de la Central Obrera Departamental, Germán Chaparro, dijo que las dos autoridades principales de Oruro “nunca se fijan en este problema para la ciudad y no pueden resolver el caso de la expropiación de un inmueble, por falta de capacidad”.
El Distribuidor Vehicular no está concluido, admitió el gobernador Santos Tito, pero explicó que en la gestión del exprefecto, Alberto Luis Aguilar, “incluso se había recibido oficialmente el proyecto terminado, como si estuviese concluido y la empresa reclama el pago de los saldos, pero todos sabemos que el brazo izquierdo del distribuidor no existe, está cortado”.
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