Víctimas de la explosión de la garrafa de gas cerca de la entrada del carnaval, durante la peregrinación, aún se mantienen internados en los centros de salud de esta capital y se encuentran en “shock” por lo acontecido.
“Lo único que vi fue como un polvo blanco que se ha levantado y ni bien he caminado un poco he sentido los golpes en mi rostro y la cabeza, en ese momento solo atine a agarrarme la cara y sentí que algo caliente salía, por eso tomé mi chompa y apreté con fuerza, mientras estaba en busca de mis hijos y mis compañeras, porque éramos cinco personas juntas”, recordó Luisa Calderón de 46 años.
Mientras todas las comerciantes buscaban a la dueña del puesto donde había acontecido el hecho, donde minutos antes, vieron a dos varones que en estado de ebriedad comenzaron a utilizar la calle como baño, acto de mala educación que mereció el reproche masivo de quienes se encontraban en el lugar expendiendo alimentos; especialmente de la señora Gutiérrez, dueña de la venta de chicharrón.
“Ellos solo se han reído y luego se escuchó un fuerte ruido y el humo blanco. Yo vi a mis hijas como en borroso, la mayor gritaba indicándome que mi cara estaba con sangre y no recuerdo más”, relató Calderón, en diálogo con EL DIARIO.
Al ser consultada sobre el aspecto de los hombres, ella especificó que eran mineros, por lo que no se descarta que portaban dinamita, que luego la utilizaron como venganza porque fueron reprendidos por las vendedoras.
A partir de esta hipótesis, las comerciantes solicitan que las autoridades policiales esclarezcan las razones por las cuales se produjo la explosión y si es o no como se establece al momento que se debe a la supuesta mala manipulación de una garrafa de gas.
“No puede ser que con el impacto de una garrafa las personas queden cercenadas y haya tanta gente herida”, cuestionó la entrevistada.
“Que todas las autoridades busquen de dónde ha surgido, porque nosotros estábamos después de cuatro puestos, donde se generó la explosión, cada lugar tenía un metro cincuenta y yo estaba a 10 pasos fuera de mi puesto”, explicó Calderón, quien requiere una cirugía en la región del cuello y parte del mentón, donde presenta un traumatismo de herida expuesta.
Otro de los aspectos que hace dudar a las comerciantes es que la explosión de una garrafa no genera humo blanco y un ruido mayor que a mucha gente le afectó los tímpanos.
Katerin Tarqui, quien vendía café en el sector donde se produjo el impacto, recuerda que en el momento en que ella se agachó para entregar su producto a un cliente, escuchó un fuerte estruendo y por instinto cerró la garrafa de su cocinilla y cuando se da cuenta, vio un humo blanco, “si hubiera sido la explosión de una garrafa, podía haber fuego, incluso que aumente el caudal explosivo porque todas usamos gas; pero no hubo fuego, solo humo blanco, yo estaba a un metro y medio”, aseguró.
“Por la explosión, vidrios se me clavaron en el cuerpo y yo misma los tuve que quitar de mis entrañas. Desesperada busque a mi mamá y vi a un joven botado en el suelo, no tenía una pierna, más allá una señora estaba sin pies, sin manos, solo el tórax, estaba hecha pedazos…”, relató en medio de sollozos.
Al lado del puesto de comida se encontraba ubicado un negocio de cerveza que desapareció por completo, pero los plásticos de los puestos aledaños, saquillos y otros elementos inflamables, no se quemaron, sólo quedaron destrozados por la onda expansiva.
Otros testigos presenciales aseguraron a EL DIARIO que “tienen serias dudas que la causa sea la explosión de una garrafa de gas” y recuerdan que había una pareja que se encontraba peleando y que supuestamente en el lugar se generó la explosión.
“La magnitud de la explosión no es de una garrafa, porque en el sector se ha recolectado mechas y creemos que es un atentado a nuestro sector”, aseguró Mónica Calisaya, secretaria de Conflictos de la Asociación de Gremialistas.
“No puedo dar fe que siete de los ocho fallecidos sean parte de la familia de la vendedora de chicarrones (como se maneja en versión preliminar), más bien reconozco que dos de los muertos son la pareja que discutía y también los hombres que utilizaron la calle como urinario, lo que habría motivado el conflicto que acabó en tragedia”, dijo.
REUBICACIÓN
Asimismo, la comerciante responsabilizó a la Alcaldía de Oruro que reubicó a las vivanderas del lugar para dar prioridad a las llegadas de otros departamentos (especialmente de La Paz) porque se ocasionó un hacinamiento de puestos, que hizo que el impacto de la explosión sea tan fuerte, que alcance a medio centenar de personas.
María René Centellas, Enviada especial de EL DIARIO
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