Basura de toda índole, escombros y animales muertos, son parte del triste panorama que se muestra en la zona Oeste de la avenida de Circunvalación que por causa de los malos vecinos fue convertida en un tiradero al aire libre y un foco de contaminación que afecta a la salud de los vecinos de las urbanizaciones aledañas.
Ayer por la mañana, luego de un pequeño paseo por los arenales de Cochiraya, nuestra curiosidad nos motivó a dar un pequeño paseo por la zona Oeste de la ciudad, el resultado fue evidenciar que, a pesar de las diferentes campañas de limpieza, mensajes de concientización y advertencia, la basura en los alrededores de la avenida de Circunvalación se incrementó exponencialmente.
Comenzamos nuestro recorrido a los pies del cerro San Pedro, donde la explotación del material de relleno y piedra es parte del movimiento cotidiano de la zona, además de algunas personas que llegan hasta los arenales para cumplir con actividades físicas.
Con cierto agrado pudimos apreciar que los microbasurales en esta zona se habían reducido en gran medida, en anteriores visitas existían algunos promontorios cerca de las dunas.
A medida que uno va caminando hacia la parte Sur de la ciudad, se puede notar que el panorama cambia drásticamente y que desde el cementerio Jardín hasta la zona de Villa Taruma en la parte Suroeste de la ciudad, corre un riachuelo de escombros, basura al por mayor y animales muertos que son un fiel reflejo de la negligencia humana y que convirtieron en este sector en un foco de infección.
Producto del abrazante calor, un olor nauseabundo comienza a expandirse por el sector, esto producto de la fase de putrefacción a la que ingresaron los restos de comida y animales, a eso se suma el polvo y el viento que mueven los residuos hacia otros sectores causando problemas en la flora silvestre de la región.
En el camino nos encontramos con don Pedro, una persona de la tercera edad que escudriñaba entre los restos para encontrar algo de valor o que le sea de utilidad, consultándole sobre ¿cómo aguanta el mal olor?, él indica tranquilamente que ya está acostumbrado.
Mencionó que antes las personas, cobijadas por las sobras de la noche, dejaban en la zona ropas, o algunos utensilios viejos que ya no necesitan en la casa, además de basura que procedían a quemarla. Hoy en día el panorama cambió porque simplemente basta que el motorizado reduzca la velocidad, abra la ventanilla y tire las bolsas de basura hacia la vereda de la avenida, esto ocurre a toda hora, pudimos evidenciarlo cuando un minibús que transitaba por el sector hizo esta acción.
El mar de residuos de toda índole se extiende hasta cercanías del cruce a la población de Iroco y el campo deportivo del Sindicato de Colectivos Micros y Minibuses en Servicio Urbano, la cantidad de basura se reduce, pero metros más allá vuelven a aparecer los promontorios que incluso llegan hasta parte de la avenida, algunos perros de la calle son los encargados de destrozar las bolsas para conseguir algo de alimento, pero con la consecuencia de que los restos son esparcidos por el viento hacia las zonas de Villa Taruma, Itos, San Cristóbal y otros barrios que circundan por el sector.
¿SOLUCIONES?
En reiteradas ocasiones, la Unidad de Medio Ambiente del municipio orureño, además de otras instituciones, realizaron campañas de limpieza que fueron infructuosas porque los malos vecinos continúan echando la basura sin ningún reparo, ante este panorama, la pregunta que sale al aire es ¿Qué se puede hacer para subsanar este problema ambiental?
Algo que nos parece llamativo es que por la zona ya se tienen proyectos de urbanización, donde se pueden observar algunos trabajos de construcción y donde se reduce la cantidad de basura, por lo que la idea se centra en que las autoridades ediles puedan agilizar los procesos de urbanización en estas zonas para que los nuevos vecinos sean los fieles guardianes y se anulen los promontorios.
Existen propuestas de arborización en la zona para que se pueda combatir con la basura a través de la ecología.
Sanciones más duras para los infractores y malos vecinos que botan sus residuos en esta zona, para ello la reglamentación de la Ley 755 de Gestión Integral de Residuos.
Pero la solución más importante debe partir de la conciencia de la ciudadanía, ya que con estos malos actos estamos dejando un panorama sombrío para nuestros hijos y un daño irreparable al medio ambiente.
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