Fue explotada desde 1560, por los primeros españoles, y fue bautizada así por que Francisco de Toledo en su recorrido a Potosí, en su histórica visita desde Lima, reconoció la importante riqueza que guardaba el cerro San Miguel (Pie de Gallo).
Pasados los siglos, y la "Compañía Minera de Oruro", hacia 1915, reinició labores mineras, ya mecanizada. Existían en la zona carros metaleros y un pique maestro, donde un guinche ingresaba una celda hasta 240 metros (6to. nivel de galerías), además de casa de Administración, polvorín, y almacenes.
Al presente, por negligencia de las autoridades que legalizaron casas y lotes, en propiedades eminentemente históricas a la minería de Oruro, perdimos un importante socavón e infraestructura minera.
La taparon con basura y escombros... las riquezas estanníferas y plata rocicler no volverán a verse, a través de su amplio socavón. San Miguel... ya no existe, la opulencia se acabó.
¡Llegué tarde, o tal vez despedí! con el pecho arrinconado entre las piedras de óxidos y copajira, para ver la última oquedad del pasado colonial de nuestra villa española.
Podían haberla convertido en un hermoso Museo Minero, que tanta falta le hace a una ciudad con más de 400 años de vida.
La bocamina "San Miguel", debe recuperarse
Es un lástima y verdadera vergüenza, que las respectivas autoridades hayan decidido construir una cancha deportiva, además de destrozar el área original que hacía la colonial bocamina San Miguel.
Una de las principales labores mineras desde la Colonia, y que se extendió hasta la República, el ingreso y muchas viviendas originales se conservaban hasta el año pasado, y eran trabajadas por una cooperativa minera.
Aún se puede rescatar el ingreso del socavón, que está tapado en su inicio, conservando en su interior kilométricas galerías de gran importancia histórica.
Los profesionales del área, deben pronunciarse.
En Potosí, se tiene bien resguardados sus socavones, minas y trabajos mineros.
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