sábado, 13 de febrero de 2016

El pueblo fue el principal personaje de la revolución

Si bien para algunos, la sublevación del 10 de Febrero se registró como una reacción espontánea de los orureños, en la que no existieron cabecillas, por la mala política del corregidor de entonces y la provocación de los "chapetones", existe otra teoría que fue un plan bien elaborado por los principales criollos de Oruro, con el objetivo de acabar con el dominio de los europeos.

Las dos teorías cuentan con pruebas aceptables, pero según el libro de Fernando Cajías de la Vega "Oruro 1781: Sublevación de indios y rebelión criolla", el levantamiento del 10 de Febrero, se generó por conflictos políticos, económicos y sociales que se fueron formando por varios años, logrando la insurrección de los indios.

Pero, para hablar de protagonistas, se tendría que mencionar al pueblo orureño en su conjunto, tomando en cuenta a los "coyarunas" jornaleros de las minas, artesanos, zapateros, carpinteros, sombrereros, tejedores, panaderos, pasteleros, oficiales, aprendices y comerciantes, quienes cometieron los saqueos y asesinatos.

Los criollos de "élite" y oficiales de milicias, negaron su participación en esta insurrección, pero los integrantes del partido europeo, les atribuyeron ser los autores intelectuales de las muertes y saqueos. Las dos familias criollas más influyentes se cuidaron de no participar directamente en la sublevación, es decir los Rodríguez y los Herrera, reflejando esto en sus declaraciones posteriores.

Si bien se constata en las declaraciones que brindaron varios testigos, no aparecen los nombres de Jacinto Rodríguez y Manuel Herrera pero se puede indicar que existen muchos indicios que fueron ellos los que planificaron la sublevación en la que participaron Sebastián Pagador, Antonio Quiroz, entre otros.

Juan de Dios e Isidro, hermanos de Jacinto Rodríguez, no estuvieron la noche del 10 de Febrero de 1781. Contrariamente los hermanos de Manuel Herrera, Domingo y Nicolás participaron en la revuelta, pero según sus declaraciones, iniciado el conflicto, ambos se retiraron a sus domicilios.

Entre los personajes de la revolución del 10 de Febrero de 1781, aparte de los Herrera y Rodríguez, también se puede identificar a Clemente Menacho, a quien se le atribuye la conducción de los homicidios y robos, pero él declaró que fue quien quiso apaciguar la furia de los pobladores.

La esposa de Menacho, María Quiroz, también fue acusada como cabecilla de la sublevación, pero manifestó en sus declaraciones, que ella estuvo en su hogar atendiendo las heridas de su marido, donde también estaban su hermano, Antonio Quiroz, además de Agustín Pérez y Sebastián Pagador.

También se puede hacer mención del teniente José Azurduy y el alférez Nicolás Iriarte, quienes por defender sus negocios, porque también eran comerciantes, los europeos y los negros los acusaron de ser parte de la turba que saqueó e incendió sus casas, implicándoles también en la exhibición de los cadáveres, como trofeos.

Sebastián Pagador, fue uno de los que, evidentemente, dirigieron la sublevación, pero siempre bajo las órdenes de Jacinto Rodríguez, siendo uno de los cabecillas más destacados por la historia de Oruro.

También se menciona en los libros que el alférez Bernabé Antonio Pineda, fue acusado por ser un caudillo de la rebelión, pero en sus declaraciones, como hicieron otros, afirmó que se retiró a su casa, ni bien iniciaron los disparos.

Francisco Xavier de Velasco, capitán de ejército y comerciante, fue uno de los testigos directos en la casa de Manuel Herrera, de cómo se esperaba que se apaciguaran los conflictos, sin participar directamente en la sublevación, pero siendo un defensor de los ideales del pueblo.

Sebastián Rodríguez Crespo, fue quien manifestó las quejas de los soldados a Jacinto Rodríguez, para luego retirarse a su casa y después querer defender a los criollos, pero al constatar que se transformó en un saqueo, nuevamente se retiró a su domicilio.

Miguel Portillo, fue acusado de enriquecimiento después de la rebelión del 10 de Febrero, pero al ser comerciante próspero se comprobó lo contrario, es quien con una bandera blanca y disfrazado con poncho y montera, gritaba que Rodríguez era el Justicia Mayor.

Casimiro Delgado, compadre de Nicolás Herrera, fue quien salvó la vida de varios europeos.

Los libros también mencionan a personajes como Juan Montecinos y su esposa Francisca Orosco, Antonio Quiroz, Joaquín Galindo, Bernardino Ibáñez, Felipe Azeñas, Vicente Luna; Felipe Azeñas, Nicolás Caro, Juan Alberto Mejía, entre otros que si bien no aceptaron los cargos, los documentos hablan de su participación de una u otra forma en la rebelión, demostrando que no existió un personaje que haya sobresalido sobre otros en este hecho histórico, siendo el conjunto del pueblo el verdadero personaje.

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